lunes, 27 de febrero de 2012
Ariel Krasouski
arribó al recordado Boca de Maradona y Brindisi en 1981. Y sin muchos pergaminos en su carrera se ganó, a pura garra, un lugar. Nada menos que el de volante central.
Su forma de jugar compensaba la mitad de cancha. Con mucha entrega y transpiración, el oriental metía como loco.
Típico jugador uruguayo, Krasouski tiene su merecido lugar en la historia xeneiz
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